En mi casa no entra un gato by Elvira Lindo

En mi casa no entra un gato by Elvira Lindo

autor:Elvira Lindo [Pedro Zuazua Gil]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788417128500
editor: Duomo ediciones
publicado: 2018-04-05T00:00:00+00:00


Apuntes musicales (I)

«El hombre tiene dos medios para refugiarse de las miserias de la vida: la música y los gatos».

ALBERT SCHWEITZER

Uno de los cantantes que más ha citado a los gatos en sus canciones es Joaquín Sabina. Pero no voy a hablar ni de Ojos de gata ni de Y sin embargo, que son las más míticas. Para mí, hay dos temas de Sabina que definen el mundo de los gatos.

Uno es Lágrimas de mármol. Es una canción agridulce, que habla de cómo el cantante ve la vida pasar desde la atalaya de una cercana vejez y después de un par de sustos de salud. Pero también cuenta con un punto irónico y con mucha fuerza. En concreto, la letra remonta el vuelo cuando, a medio camino entre el canto y el grito, exclama: «Acabaré como una puta vieja / hablando con mis gatos».

Y claro, si lo piensas un poco, te entra el miedo a terminar así. Durante un tiempo, en mi grupo de amigos de Ribadesella fue popular una broma que decía: «Moriré solo y rodeado de gatos, con cartones de leche desparramados por el suelo». A medida que hemos ido creciendo (que no madurando) los que seguimos solteros ya no nos reímos tanto con la broma, principalmente porque muchos hemos incorporado un gato a nuestras vidas y porque no vemos tan descabellada esa escena final (que, por otro lado, tampoco estaría tan mal).

Al ponerlo Sabina negro sobre blanco aparece cierta sensación reconfortante: oye, que también le ocurre a él, que es un genio y tiene varios gatos.

En realidad, tampoco pasa nada por conversar con nuestros gatos, ¿a que no?

Yo hablo mucho con Mía. Por ejemplo, cuando voy a darle pavo retransmito toda la operación con detalle: «Y ahora le voy a dar un trozo de pavo a mi gatita porque ha sido muy buena. ¿Te gusta? No me muerdas, ¿eh?». E incluso la reprendo cuando, presa del ansia, clava sus uñas en mis piernas, intentando llegar antes a mi mano. Si, por ir corriendo a toda velocidad, se choca contra algo, la riño como si fuera su madre: «Ay, hija, qué burra eres. ¿No puedes ir con más calma?». Seguramente sí, puede, pero no quiere.

La otra canción de Sabina que acierta bastante al describir lo que supone tener un gato es Rebajas de enero. En ella, Sabina cuenta la historia de una chica a la que conoce por medio de un anuncio en el periódico. La chica es una persona normal, alejada de excesos, y resulta que, contra todo pronóstico, encajan y se llevan bien. Tienen sus problemas, como todo el mundo, pero tiran para adelante y alcanzan algo parecido a la felicidad: «Y contra pronóstico han ido pasando los años, / tenemos estufa, dos gatos y tele en color». En esa frase, Sabina concentra una de las grandes virtudes de los pequeños felinos. Y es que, una vez entran en una casa, la convierten en un hogar. ¿Acaso hay algo más hogareño que dormir la siesta, con



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.